Nuestro sistema de limpieza
Hace no más de 50 años, nuestros abuelos limpiaban con jabones naturales hechos en casa, con lejía o con amoniaco. Y se apañaban perfectamente. Vivían en una sociedad sana que convivía en armonía con nuestro ecosistema. No necesitaban de un arsenal químico para mantener limpios sus hogares. Pero en algún momento esto cambió. Y hoy en día, en la mayoría de nuestros hogares, podemos encontrar debajo del fregadero cinco, diez o más botes destinados a la limpieza. Uno para cada superficie, para cada parte de la casa. ¿Por qué hemos cambiado algo que funcionaba?
La industria química manda
La industria química es un monstruo que mueve millones de euros. Un gigante implacable que no para de generarnos necesidades en forma de medicamentos, vacunas… y productos de limpieza.
No hay más que poner la televisión por la mañana, para comprobar que uno de cada tres anuncios nos vende, con risas y sonrisas, algún producto de limpieza que nos promete higiene, salud y hasta felicidad.
La publicidad nos vende una falsa seguridad, a base de botes de colores que nos hipnotizan, disfrazados de hipócrita inocuidad.
Y entretanto, la industria química hace caja, factura que te factura.
¿Has leído la parte de atrás del recipiente de algún producto de limpieza?
Si leemos las etiquetas de seguridad de los productos de limpieza, la cosa cambia. Alertas de seguridad, el número de teléfono de toxicología para llamar en caso de accidente, infinidad de consejos de seguridad… Hasta calaveras -cual barco pirata- podemos encontrar. La verdad se esconde tras la letra pequeña.
Limpiar te enferma… y te puede matar
Hace algunos años, las alergias no estaban generalizadas. El alérgico era el raro de la clase. Como mucho algún alérgico al polen, y poco más.
Hoy, las dermatitis, pieles atópicas y demás afecciones de la piel están a la orden del día. Problemas respiratorios, cáncer…
Estudios científicos han demostrado que limpiar con químicos puede afectar a nuestros pulmones igual que el tabaco.
Los accidentes domésticos están estrechamente ligados a los productos químicos de limpieza. Más del 80% de los accidentes domésticos en menores de 5 años están relacionados con esos botes de colores tan llamativos que guardamos debajo de la pila, bien a mano de los más pequeños.
Sensibilidad Química Múltiple
La enfermedad más brutal relacionada con los químicos es la sensibilidad química múltiple (SQM): un síndrome de intolerancia extrema a los productos químicos. Los que la sufren ven su salud afectada simplemente por un leve contacto con cualquier producto químico. Sólo con olerlo puede provocar mareos, vómitos, convulsiones, erupciones en la piel… Sus vidas quedan totalmente condicionadas. No poder salir de casa si el conserje ha fregado con lejía, poder coger un taxi si lleva ambientador, no poder sentarse en el teatro cerca de alguien que se haya puesto perfume…
En 2012 la Sensibilidad Química Múltiple no existía. Ni siquiera estaba catalogada como enfermedad. Hoy, hay casi un millón de casos diagnosticados en España. Existen ya unidades especiales en muchos hospitales para tratar este síndrome, que crece exponencialmente a medida que crece el consumo de químicos.
Por tu bien y el de los tuyos, líbrate de los químicos
Afortunadamente, existen alternativas al alcance de nuestra mano para librarnos de los lazos con los productos químicos. Pruébalas y vivirás seguro, vivirás sin riesgos y descubrirás que la facilidad y la salud no se esconden tras los botes multicolor.